lunes, febrero 06, 2012

¿Es Santa Teresita la ciudad más prodigiosa de todo el Universo? Yo diría que sí

Muchos de ustedes y también arquitectos, las familias, se preguntan ¿por qué después de 27 años sigue uno yendo al mismo balneario? Bueno, es que además de ser una ciudad buena onda y tener excelentes y abundantes pizzas, facturas, risotto, churros, tortillas, picadas, tortas, fugazzettas, etcétera, también es la única ciudad donde podés encontrar el mejor wachi merchandising:

¿Tirate un qué? ¡Tirate un paso con las nuevas y auténticas Ojotas Turras!

Puede ser que en Santa Teresita no haya hoteles con carta de almohadas y otros melindres de millonario, pero la gente es simpática, tratan bien al turista y te dan charla, desde los agentes de tránsito hasta los farmacéuticos, churreros y panaderos. En los kioscos no falta el que te convida mate y se pone a picar algo. Pero no hay que confundir, una cosa es comerse unos bizcochitos junto al cliente y otra muy distinta comerse una demanda; Franquito lo sabe.

Franquito, precavido.

Hablando seriamente, Santa Teresita tiene un charme único e inigualable del que carecen otras ciudades donde no abundan tanto los Fiat Vivace y los Regatta 88, y es que es una ciudad con capacidad para reírse de sí misma. Eso se aprecia en la creatividad de los pequeños comerciantes al bautizar sus emprendimientos, como ser Churrería “El Papichurro”, Helados “Pirulo, el Inmortal de la Costa”, Mercería “Punto G”, Hotel “La Escama”, Rotisería “Y x ke no a-k?”, Pochoclos 6-7-8 y cómo no, un clásico:

La expresión del ternerito siempre le hizo honor al nombre del establecimiento.

Además se trata de un balneario auténtico que no pretende ser lo que no es, como sí lo hace Pinamar creyéndose Punta del Este, o Mar de las Pampas que siempre anda disfrazada de San Marcos Sierra. Santa Teresita es una bocanada de aire fresco y espontaneidad que alimentará tu espíritu, incluso también tu cuerpo, y todo en el mismo local:

La lectura que más nos gustó fue la de los precios.

Para quien no la conoce, esta ciudad es simplemente un lugar que vive del turismo y donde hay mucho auto de los `80, arquitectura de los `50, reggaeton a toda hora, imposibilidad de pagar con tarjeta, comida barata, congoleños vendiendo relojes, cajeros automáticos sin efectivo, remeras del Che, tatuajes de Maradona o viceversa, escasa conexión a Internet y varios posters de Al Pacino caracterizado como Tony Montana en cada hotel, local o restaurante.
A varios todo eso les parecerá una sucursal del infierno, pero reflexionando un poco se darán cuenta de que estas variables (iconografía revolucionaria, transacciones económicas reducidas, gastronomía basada en harinas y legumbres, parque automotor añejo, etnias de origen africano, conectividad parcial, ingresos altamente vinculados al turismo, fotos de emigrados que se fueron a Miami para triunfar) convierten a Santa Teresita en la Cuba del Mar Argentino.